Sobre la cobardía de José Luis Escobar Alas

Al bendecir el segundo mandato, logrado de manera inconstitucional, de Nayib Bukele, podría parecer que el arzobispo de San Salvador, José Luis Escobar Alas, está simplemente siendo prudente. Pero la prudencia tiene un límite que consiste en guardar tanto silencio, que terminamos avalando injusticias y violaciones a los derechos humanos.
Históricamente, los sectores más proféticos y fieles al Evangelio de la Iglesia Católica siempre ha optado por ponerse del lado de las personas, siendo muy críticos de los sistemas económicos y políticos que ocasionan muerte y ponen a los seres humanos solemos en segundo plano.
Pero este no ha sido el único gesto cobarde del arzobispo, sino que como pastor de la Iglesia ha avalado otro montón de actitudes y desplantes reprochables del todavía presiente Bukele.
Por ejemplo, en sus declaraciones siempre se declara incapaz de emitir una opinión sobre las decisiones del presidente. Esto, además de ser una postura impresentable para alguien que estudió filosofía en Roma, y que puede opinar desde su ser filósofo si no lo quiere hacer desde su ser arzobispo, termina avalando cuestiones como el hecho de que durante el interminable estado de excepción, que ha estado vigente casi desde el inicio de la administración Bukele, el gobierno y el sistema judicial de El Salvador han obviado principios constitucionales tan básicos como el debido proceso y la presunción de inocencia.
El arzobispo al parecer también se toma la Constitución de la República como una trivialidad.
Esto es aún más escandaloso cuando los mismos defensores de Derechos Humanos afirman que se han dado casos tan escandalosos como el encarcelamiento de un joven adolescente acusado de agrupaciones ilícitas cuando tenía 4 años de edad. O sea, es un hecho que el gobierno no está capturando únicamente pandilleros, sino que los criterios para ordenar capturas y condenar personas son francamente un misterio y responden muy probablemente a los caprichos, tanto de Ejecutivo como de los directivos de la policía y el ejército. Toda esta situación es avalada por el silencio tanto de la Iglesia Católica como de las Iglesias Evangelicas, que no hace muchos años abogaban en favor del diálogo, los cambios sociales estructurales y la misericordia para la reinserción y rehabilitación de los delincuentes en general (Cfr. Rhina Guidos (17 de junio de 2024). Salvadoran lawyers say they've been abandoned in defense of human rights. National Catholic Reporter. Recuperado de https://www.ncronline.org/news/salvadoran-lawyers-say-theyve-been-abandoned-defense-human-rights).
En general, la postura del arzobispo de San Salvador no deja de parecer cómoda y convenienciera. Parece a todas luces una persona que cambia su discurso acorde a quienes ostentan el poder político del país, según las épocas y las coyunturas. Incapaz de tener una postura firme y sólida en favor de los derechos humanos.
Es cierto que las pandillas son un problema que era necesario y urgente quitar de El Salvador, pero no era con violaciones a la Constitución y a los Derechos Humanos, sino con generación de empleo (¿Alguien se acuerda de la empresa League, que funcionaba en la zona franca  American Park y que emplea a cientos de pandilleros?), creando una sociedad más justa e inclusiva y con igual acceso a oportunidades y desarrollo para todos.
Eso es a lo que la Doctrina Social de la Iglesia Católica nos invita a luchar en favor de.
Si bien el vicepresidente Félix Ulloa afirma que en enero de este año se liberaron a más de 7,000 personas capturadas injustamente, miles de éstas personas fueron recapturadas porque hablaron sobre las condiciones repugnantes e inhumanas, hostiles para una reinserción y rehabilitación, que existen en las cárceles de El Salvador. Esto lo afirma Leslie Schuld, directora del Centro para el Intercambio y la Solidaridad en El Salvador (Cfr. Rhina Guidos (17 de junio de 2024). Salvadoran lawyers say they've been abandoned in defense of human rights. National Catholic Reporter. Recuperado de https://www.ncronline.org/news/salvadoran-lawyers-say-theyve-been-abandoned-defense-human-rights).
Incluso es sabido que ciudadanos de Colombia, Guatemala, Venezuela y Nicaragua han sido capturados y al menos dos extranjeros han muerto en prisión, bajo custodia del Estado, según la abogada Ingrid Escobar (Cfr. Ibidem).
Todo esto avala el arzobispo José Luis Escobar Alas con su postura cómoda y convenienciera.
Ciertamente por eso los santos son como Monseñor Romero y no como el arzobispo Alas.
Al respecto, la Doctrina Social de la Iglesia Católica enfatiza que debe de existir una pastoral penitenciaria, la cual debe de ser una obra de misericordia que debe de garantizar los derechos humanos de quienes están privados de libertad. Y, contrario a la creencia popular, los presos y los condenados no pierden sus derechos humanos. De hecho siempre van a ser sujetos de acciones encaminadas a la rehabilitación y reinserción. Ese es el modo Católico, defender la vida siempre, hasta sus últimas consecuencias, la del vientre, sí, pero la de la cárcel también (Cfr. Cardenal Renato Martino (7 de septiembre de 2007). XII Congreso Mundial de la Pastoral Penitenciaria Católica. Recuperado de https://www.diocesisoa.org/documentos/ficheros/cpenitenciaria_958.pdf).
Pero además de avalar violaciones a los Derechos Humanos, el arzobispo Alas avala una gestión presidencial que antepone lo estético a lo necesario, solamente hace falta ver la manera en que las lluvias están causando estragos en El Salvador en 2024, año en que para celebrar su segundo mandato, el presidente Bukele acaparó los recursos del Ministerio de Obras Públicas para remodelar el Palacio Nacional según sus criterios personales de belleza, en lugar de usar esos recursos para realizar obras de mitigación que permitieran evitar el desborde de ríos y deslaves en distintas zonas. No quiero decir que los gobiernos anteriores tuvieran una actuación estelar en este respecto, pero el gobierno de Bukele es más una continuación de los que el llama "los mismos de siempre" de lo que a mucha gente fanatizada le gustaría creer.
Al final, quienes ostentan el poder, tanto religioso como político, siempre van a estar en contubernio, salvo contados casos como el de Santos como Monseñor Óscar Arnulfo Romero. Es penoso que la tradición martirial y profética de El Salvador no tenga una continuidad en el arzobispo José Luis Escobar Alas ni en los pastores de las Iglesias Evangélicas.

(El Blog de Francisco Samour, todos los derechos reservados ©) Imagen del encabezado creada por Copilot de Microsoft.

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